Se llaman infrasonidos a aquellas ondas sonoras cuyas frecuencias se encuentran por debajo del rango audible por el hombre, que empieza entorno a los 20Hz. Los infrasonidos se producen en fenómenos naturales, como terremotos, olas o avalanchas, o por causas artificiales como explosiones atómicas, o máquinas creadas por el hombre. Pero además de estas fuentes que producen infrasonidos como efectos colaterales, varias especies en la naturaleza (elefantes, rinocerontes, jirafas, ballenas, hipopótamos) utilizan los intrasonidos para comunicarse.
Los infrasonidos tienen la ventaja de que gracias a su baja frecuencia pueden propagarse por tierra a lo largo de kilómetros y kilómetros. Esto resulta especialmente útil para aquellos animales que viven dispersos en grandes extensiones.
Para ello el emisor golpea el suelo con la pata. Las patas de los elefantes están especialmente equipadas con nervios para sentir las ondas de baja frecuencia. El receptor, en caso de que desee escuchar atentamente levantará una de las patas, lo que aumentará el contacto de las otras con el suelo. Además, pegan la trompa al suelo para ayudar a la recepción ya que la trompa es el órgano más sensible que poseen. Curiosamente, en este tipo de comunicación las orejas son inútiles.
Incluso los animales que no usan explícitamente los infrasonidos, son sensibles a los mismos. Por ejemplo, se sabe que miles de animales abandonaron la costa cuando el tsunami se acercaba a India, a pesar de que no podían verlo. Se cree que los infrasonidos producidos por la enorme ola los alertaron y los pusieron en huida.
Los humanos no somos capaces de oír estos sonidos, y por ello no los detectamos de manera consciente. Sin embargo, múltiples estudios han probado que estos tienen importantes efectos fisiológicos y psicológicos. De nuevo, las orejas no están implicadas en el mecanismo de detección, que afecta directamente al sistema nervioso. Los infrasonidos de baja intensidad provocan una sensación inconsciente de desasosiego y ansiedad, así como dificultan la capacidad de hablar.
Los efectos de los infrasonidos varían con la intensidad y con la frecuencia. Existen algunas frecuencias críticas que tienen efectos especialmente importantes sobre el ser humano. Así por ejemplo a 7Hz la capacidad intelectual se ve seriamente reducida. La sensación de malestar es especialmente aguda a los 12Hz. Mención especial requiere los 18Hz.
18Hz es la frecuencia de resonancia de la cavidad del ojo. Si hay alguna máquina vibrando a esa frecuencia, el ojo comenzará a resonar, y se producen efectos visuales que da lugar a ver figuras fantasmagóricas. La mayoría de visiones de fantasmas tienen ese origen. Así lo investigó Vic Tandy, de la universidad de Coventry, quien se dedicó a visitar lugares supuestamente encantados, tratando de probar que tan solo se trataba de un efecto óptico.
1 comments:
Me interesa mucho este tema. He descubierto que percibo ¿sonidos?, ¿vibraciones?, que mis amigos no pueden oir. Sin embargo a mí me molestan enormemente. He leido que existe un síndrome llamado "hiper acusia", que tienen algunas personas. No sé si será mi caso. En fín, me gustaría disponer de algún aparato que pudiese medir la frecuencia que me afecta. Chao!
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